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¡OMG, las ONG!

Publicado: 2012-11-07

Debemos agradecer a Wilfredo Ardito por haber sido el primero en hablar públicamente de la crisis de las organizaciones no gubernamentales, conocidas como ONG, en un reciente artículo. En su texto, Ardito explica que debido a los problemas económicos del norte, así como por la proliferación de gobiernos conservadores en Europa y por la nueva situación de Perú como “país de ingresos medios”, el financiamiento internacional está cayendo en picada. Las primeras víctimas han sido los trabajadores de estas instituciones, que han visto recortados sus derechos laborales. Ardito se pregunta si las ONG serán capaces de sobrevivir cinco años más en estas condiciones.

No es un tema menor. Pero pocos se atreven a hablar abiertamente del mismo, e incluso el mayor encuentro de instituciones de la sociedad civil del Perú, la CONADES, que se realiza esta semana en Lima, no lo ha incluido en su agenda.

¿Por qué debería importarnos lo que pasa con las ONG?

Para empezar, llamemos a las cosas por su nombre: asociaciones civiles sin fines lucro. Eso es lo que es una ONG, ese es su estatus legal. En ese sentido, se diferencian de las sociedades empresariales pues su objetivo no es hacer plata. Esa característica las emparenta con Alianza y la U, o con los Scouts, tres entidades que tienen el mismo estatus legal.

Pero las ONG no son clubes deportivos. Ni son gobierno, ni son empresa. Y tampoco son gremios ni sindicatos dedicados a la defensa de derechos muy específicos. Y tampoco son organizaciones sociales de base sin mayor nivel de profesionalización. Y tampoco son partidos políticos que buscan ingresar a la gestión pública.

Son asociaciones que, de una u otra manera, buscan participar de la esfera de “lo público” desde algún tipo de perspectiva del “desarrollo”. Estos términos se pueden entender de mil formas, por ello las ONG son un mundo de instituciones que realizan las más diversas actividades. Por ejemplo, dan servicios: APRODEH le pone abogados a familias humildes cuyos derechos humanos han sido vulnerados por el Estado. También hacen obras: CENCA o Un Techo para mi País construyen casas, muros de contención, entre otro tipo de obra física (y también pueden brindar servicios, por ejemplo capacitación, asesoría técnica y legal o apoyo en la elaboración de planes de desarrollo local).

También pueden hacer investigación e “incidencia” en políticas públicas, como los “think tank” norteamericanos: esto es lo que hacen desde el IPE de Fritz du Bois y el ILD de Hernando de Soto hasta el Instituto de Defensa Legal, Forum Solidaridad y otras. El slogan del IPE es “dedicados a promover las reformas de mercado en el Perú”, algo totalmente legítimo, tanto como lo puede ser promover los derechos humanos, promover el socialismo o promover cualquier política pública que un grupo quiera promover.

Pero al IPE y al ILD no se les va a acabar el financiamiento nunca, porque defienden las ideas que también entusiasman a los sectores de mayor poder en nuestro país y en el mundo. ¿Ya se va entendiendo a dónde voy?

La mera existencia de asociaciones de sociedad civil que quieran promover ideas diversas, es un componente que enriquece la democracia. Las ONG son centros de discusión, son micro-laboratorios que permiten poner en práctica planes y proyectos que luego pueden tomarse en cuenta para definir políticas públicas. Y son entidades capaces de brindar servicios que otros no quieren brindar, ya sea porque no son lucrativos o porque no son “convenientes”.

Decir esto no quiere decir idealizar a las ONG o sobrevalorarlas por encima de otros actores. Es difícil hablar de las ONG en general existiendo tantas y tan distintas entre sí, pero muchas de ellas han tenido prácticas que no son dignas de aplauso, por ejemplo en el tema laboral, lo que implica una incoherencia.

Pero así como es importante que existan sindicatos fuertes y partidos sólidos, también es importante que existan este tipo de instituciones. De hecho, en la mayoría de países del norte las ONG están vinculadas explícitamente a partidos o sindicatos, o a corrientes de pensamiento, pues son todos instrumentos del cambio social, por lo que me resulta absurda esa comparación que a veces se hace entre “ONG”, “partido” y “movimiento social”.

La crisis de las ONG es la crisis de una época: la época del financiamiento “fácil” de la cooperación internacional. Obviamente “fácil” está entre comillas porque nunca fue realmente tan fácil y nunca fluyeron “millones” como algunos medios y políticos interesados imaginan. Si algunas ONG gozaron de proyectos gordos, la mayoría ha vivido siempre en la sozobra compitiendo entre sí por unos pocos proyectos medianos.

Pero fácil o no, esa época se acabó.

¿Significa eso que las ONG se acabaron?

Sé quiénes estarían saltando en un pie con esa conclusión, y no porque se acaben las asociaciones sin fines de lucro, sino porque se acaben las que resultan incómodas al poder.

En general y más aún en este contexto, sería una locura simplemente abandonar “a su suerte” las asociaciones sin fines de lucro.

Lo que se necesita es un nuevo esquema de financiamiento. Si quieren sobrevivir para los próximos 10 años, las ONG tienen que abrirse a la posibilidad de realizar diverso tipo de negocio, desde consultorías y venta de servicios profesionales, hasta la simple apertura de bodegas y locales. Además, deben apostar por la micro-donación y la venta de merchandising, como hacen tantas ONG a nivel mundial. Ya existe en el Perú una capa emergente que tiene la posibilidad -y podría tener el interés- de donar pequeñas cantidades a entidades de bien social, especialmente aquellas que tienen resultados físicos más tangibles. Y finalmente, en un esquema que tampoco tiene nada de nuevo, es tiempo de generar asociaciones muy grandes, no de 20 socios sino de mil o 5 mil socios, que aporten cada uno una pequeña cantidad anual y así permitan sostener las acciones de la organización. Este esquema es perfectamente factible para instituciones ambientalistas, de defensa de derechos humanos, etc. Todos estos esquemas, por cierto, permiten una mayor independencia de los discursos y agendas de la famosa “cooperación”, que a veces resultan tan castrantes.

Así pues, la pregunta no debería ser si sobrevivirán las ONG, pues el esquema actual obviamente está agotándose. La pregunta correcta es si las ONG (o cuáles ONG, o cuántas) lograran transformar su lógica hasta construir una cierta sostenibilidad y autonomía a mediano plazo.


Escrito por

runa

Hace años mi chapa en la Internet es runa, es decir, "ser humano". También me llaman Paul E. Maquet. Treintitantos años. Intereses múltiples


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