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Primeras impresiones tras la consulta de revocatoria

Publicado: 2013-03-21

Aún es pronto para tener la perspectiva necesaria para comprender a cabalidad las implicancias a mediano plazo del proceso de revocatoria que ha vivido la ciudad de Lima. Más aún, cuando la vorágine aún no acaba y aún está en curso una batalla legal en la cual la Confluencia de Izquierda tratará de salvar al mayor número posible de regidores. Pero aquí van mis primeras impresiones:

SE EVITÓ EL PEOR ESCENARIO. La revocación de Susana Villarán era el peor escenario en todo sentido. En primer lugar, implicaba la paralización y el probable naufragio de las grandes reformas iniciadas y que implican una tranformación cualitativa de la ciudad, en particular la reforma del transporte. En segundo lugar, significaba la parálisis administrativa de la ciudad: si los revocadores denunciaban la falta de obras (algo por demás falso), la ausencia de un alcalde “firme” iba a traer como consecuencia una verdadera incapacidad de ejecución de obras, firma de contratos, etc.Y en tercer lugar, hablando ya en términos más políticos, la revocatoria de la primera gestión de centro-izquierda en 20 años en Lima hubiera significado un golpe durísimo al proceso de reconstrucción de una izquierda legitimada ante la opinión pública en nuestro país. Cargar con el sambenito de una gestión revocada por el voto popular hubiera dinamitado este proceso, y hubiéramos retrocedido muchos pasos en este esfuerzo aún incipiente. Si bien la posible revocación de un importante número de regidores es un golpe en ese mismo sentido, la permanencia de la persona que lidera el proceso es una victoria.

SE DERROTÓ UNA CAMPAÑA BASADA EN MENTIRAS Y MANIPULACIONES. Lo más notorio de la campaña de los revocadores es que se basaba en gruesas mentiras ("Susana no hace nada", "Cerró el túnel de SJL", "Es incapaz", "Regaló los peajes", etc.) bajo la lógica de "miente miente que algo queda". También se basaba en la manipulación de sentimientos y frustraciones populares ("Es pituca", una versión muy burda de la lucha de clases). Estas estrategias no eran utilizadas en la política peruana con este grado de sistematicidad desde finales del fujimorismo. Así pues, es una alegría que NO se haya permitido que la mentira y la manipulación obtengan una victoria electoral, lo que las hubiera traido de vuelta al gran escenario político como si fueran herramientas legítimas.

¿CÓMO SE LLEGÓ A ESTA SITUACIÓN? Esa es la gran pregunta que debiéramos empezar a discutir en serio, y no cuántos regidores se quedan o cómo va a ser la relación con el PPC. Ya hay varios aportes, he leído interesantes notas de Sinesio López y de Wilfredo Ardito, por ejemplo. Sin embargo, la impopularidad de la gestión liderada por Susana Villarán sigue siendo un tema que merece mayor análisis. Susana no tomó medidas más "anti-populares" que sus predecesores (recordemos a Andrade expulsando a los ambulantes o a Castañeda desalojando el mercado de Santa Anita); obviamente no era más ineficiente que sus predecesores, incluso los números indican lo contrario; y como todos sabemos, la campaña mediática afecta pero no define (de lo contrario, Ollanta no sería presidente ni Susana alcaldesa). ¿Cómo llegó la gestión de la Confluencia a los niveles de desaprobación que permitieron el escenario de la revocatoria? Aún necesitamos una explicación más sólida de este punto, lo que sin duda nos permitirá extraer valiosas lecciones para el futuro.

EL PPC ES EL GANADOR NETO. Pese a que se evitó el peor escenario tanto para la ciudad como para las izquierdas, el ganador neto de este proceso es el PPC. Nadie sabe para quién trabaja: el APRA nunca hubiera imaginado que al apoyar esta revocatoria estaba regalándole un juego win-win a su eterno rival en la derecha. Aclaremos un punto: el PPC es ganador de este proceso no especialmente por el número de regidores que obtenga cuando finalice el conteo de votos, sino por el rol desempeñado durante el proceso electoral y la grandeza demostrada por Lourdes Flores. Gracias a ello, el PPC ha logrado dos objetivos: primero, ha quedado prestigiado ante la opinión pública, mostrando la imagen de un partido capaz de poner en segundo plano sus intereses políticos; y luego, parece haber demostrado un peso electoral específico en Lima, con una cierta capacidad de inclinar la balanza.

LA IZQUIERDA QUEDA MUY GOLPEADA. Si bien se evitó el peor escenario, la izquierda sí queda golpeada, no especialmente por el resultado del domingo sino por todo el proceso de revocación. El APRA y sectores de la derecha mediática han demostrado que no están dispuestos a soportar izquierda alguna, ni “moderna”, ni “democrática” ni "socialdemócrata" ni nada. Pero la reacción de estas derechas no es lo más grave, sino la actitud vergonzante y la estrategia de ocultamiento de la propia dirigencia de izquierda y de sus asesores. Con las fotos del “balconazo” del domingo, la lección pareciera ser (a menos que los hechos posteriores nos demuestren lo contrario) que a la izquierda se le usa como maquinaria para ganar elecciones, pero nada más. Fue increíble cómo durante toda la campaña se “escondió” a los voceros políticos de izquierda, muchos de ellos con gran capacidad de polémica y abundante información acerca de la gestión, para pasar a depender casi exclusivamente de voceros de derecha, supuestamente con menos anticuerpos ante la opinión pública. Sin duda es verdad que la campaña ha permitido la aparición de importantes figuras, por ejemplo Marisa Glave, que siendo de Tierra y Libertad se convirtió en una de las voceras más combativas de la propia gestión. Pero con especial énfasis en las últimas semanas, fue notorio que se prefirió a voceros eminentemente de derecha, quienes incluso denostaron de uno de los regidores accesitarios de la Confluencia (Fidel Ríos) por su militancia comunista, sin que nadie se atreviera a defenderlo.Pero mientras se escondía a muchos voceros de izquierda, en las calles quienes le daban vida a la campaña eran ciudadanos de izquierda, ya fuera jóvenes, sindicalistas, dirigentes barriales o bases nacionalistas. Desde la famosa carta de España en la que Susana Villarán le dio la espalda a los sectores que la acompañaron en la Confluencia, hasta la foto del domingo en el balcón del Bolívar, el mensaje de la dirigencia parece ser que “da roche” ser de izquierda. Ese es el principal retroceso, pues resta a la incipiente legitimidad ganada en las últimas dos elecciones.A esto debemos sumarle lo obvio, el discurso esgrimido ahora por la derecha mediática: la historia de una gestión de izquierda que tuvo que ser “rescatada” por el PPC para darle “gobernabilidad” a Lima. Sabemos que esto no tiene nada de cierto, pues la gestión no ha sido ineficiente ni Lima estaba hecha un caos. Sin embargo, es el discurso que la derecha tratará de instalar ahora en el escenario público.

GOBIERNO DE “ANCHA BASE” QUIERE DECIR MUCHO MÁS QUE EL PPC. Eso debería quedarle claro a todos, especialmente a Pablo Secada que con mucha arrogancia ya quiere  imponer condiciones, privatizar Barrio Mío, modificar las bases de la licitación para la reforma del transporte y prácticamente “tutelar” a Susana Villarán. Entiendo que el gobierno de “ancha base” prometido por la alcaldesa implica a TODOS los sectores que se sumaron a la campaña del NO, y eso debiera incluir a movimientos sociales (como, por ejemplo, el MST); partidos como Perú Posible, Somos Perú, Acción Popular y el Partido Nacionalista; sectores como los grupos juveniles y culturales; y por supuesto la Confluencia de Izquierda. Hay que darle un jalón de orejas al PPC, porque una cosa es reconocer que son ganadores netos del proceso político en curso, y otra muy diferente considerar que son los “salvadores” o “tutores” del gobierno municipal.

EL APRA NO ES UNO DE LOS PERDEDORES. Contrariamente a lo que muchos quisieran creer, el APRA no sale debilitado de este proceso. Por el contrario, ha vuelto a la vida, fogueando a sus cuadros jóvenes, vinculándose con un cierto sentir de los sectores populares de Lima y marcando la cancha para las próximas elecciones municipales, en las cuales tratarán de definir un escenario en el cual el antagonismo principal sea APRA-PPC, con otros actores de comparsa (posiblemente Solidaridad Nacional, quienes han quedado como los grandes payasos del proceso). Además ha golpeado duramente a la izquierda, tratando de apropiarse de la representación de los sectores populares. Para mi lo más triste del proceso es haber constatado la práctica politiquera de los cuadros jóvenes del APRA, que no dudan en utilizar la mentira y la manipulación de las frustraciones sociales (uno de los ejemplos es este tema de la “pituquería” y los “blanquitos”, descalificativos usados por el caradura de Maurice Mulder y replicados de manera ligera por los jóvenes apristas). Así, las juventudes del APRA, lejos de ser una promesa de renovación, son garantía de la continuidad de las peores formas de hacer política que este partido nos ha mostrado en sus últimos años de existencia.

¿CUÁL ES EL CAMINO PARA LAS IZQUIERDAS? Aprender de esta experiencia y retomar el camino de la reconstrucción de una opción de izquierdas en nuestro país y, obviamente, en nuestra ciudad. Nadie puede decir que el proceso de los últimos dos años ha sido negativo: ha permitido un enorme aprendizaje a todo nivel. En primer lugar, una interesante generación joven se ha estrenado en la política electoral y en la gestión pública, aprendiendo mucho sobre el funcionamiento del aparato del Estado. Pero en segundo lugar, una lección importante es la relativa a las alianzas políticas: ya basta de colgarse del saco de dirigentes que luego se avergüenzan o arrepienten de sus aliados de izquierda; pienso que es hora de fortalecer internamente, tanto en términos ideológicos, organizativos, programáticos y también comunicacionales, una opción sólida de izquierdas para los próximos años.


Escrito por

runa

Hace años mi chapa en la Internet es runa, es decir, "ser humano". También me llaman Paul E. Maquet. Treintitantos años. Intereses múltiples


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