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El terrorismo NUNCA es la respuesta

Sacrificando vidas por un "bien superior"

Publicado: 2015-01-07

El asesinato de 12 personas en París, entre ellas el director y varios caricaturistas de la revista satírica "Charlie Hebdo" merece el repudio total de las personas que defendemos la vida, la libertad, la justicia.

No importa cuál sea la (sin)razón que utilicen los que cometieron este atentado espantoso: la violencia, el asesinato, el terrorismo, NUNCA tienen justificación. Ningún tipo de argumento histórico, político, ético puede justificar o legitimar una cobardía como esta. Por el contrario, estas acciones SIEMPRE empeoran las cosas, endurecen las relaciones y perjudican en última instancia a los más débiles, a las minorías o a los sectores que supuestamente son "reivindicados" por los asesinos.

Entendamos de una vez, ¡por favor! Ningún "bien superior" justifica nada parecido a esto.

El terrorismo nunca se justifica. No se justifica en este caso, ni en ningún otro. No se justifica, por ejemplo, destruir un país y con ello destruir la vida de millones de personas "por si acaso" tengan armas de destrucción masiva o porque no me gusta su gobierno, como hizo un conjunto de potencias occidentales en Irak, Libia y como vienen haciendo en Siria. #JeSuisCharlie, #JeSuisIrak, #JeSuisLibia, #JeSuisSiria!

No se justificará jamás destruir la vida de personas inocentes por motivos políticos, religiosos, culturales o los que fueren. No se justifica, por ejemplo, secuestrar a decenas de personas durante diez años, tal como hizo EEUU con quienes fueron recluidos en Guantánamo sin siquiera tener cargos por algún delito. #JeSuisGuantánamo!

No es posible el asesinato de periodistas que cumplen con su deber de expresar libremente informaciones y opiniones. Jamás se justificará, por ejemplo, el asesinato premeditado de José Couso por parte del ejército norteamericano durante la invasión y destrucción de Irak. Tampoco será posible justificar jamás la muerte de decenas de periodistas que cumplían su labor durante las matanzas que organiza periódicamente el estado de Israel contra el pueblo palestino. Tampoco es posible pasar por agua tibia asesinatos como el de la periodista Melissa Alfaro, que recibió un sobre-bomba durante la dictadura de Fujimori, o asesinatos más recientes como el del periodista de Caretas Fernando Raymondi.

No es posible justificar, bajo ninguna excusa, asesinatos colectivos demenciales, como los de los estudiantes de La Cantuta o Ayotzinapa, o como las matanzas de Barrios Altos, Putis, Lucanamarca, entre otras decenas de casos. En Perú aún hay más de 15 mil desaparecidos escondidos en unos 4 mil sitios de entierro clandestino.

No es posible esbozar ningún tipo de justificación para que Perú tenga más de 300 personas muertas por violencia policial en la última década, muchas de ellas en contexto de protestas sociales. ¿Su vida vale menos porque "están contra el desarrollo", es decir, porque están contra cierto modelo de desarrollo? ¿Porque son "de zonas donde el oxígeno no llega al cerebro, como decía PPK"? ¿Porque son "antimineros", "chunchos", "ignorantes"? Todos esos argumentos son idénticos a los esgrimidos por los integristas musulmanes: son vidas "despreciables" porque no piensan como yo (y encima tienen la osadía de expresarlo en público). Quizás la diferencia es que unos lo dicen sentados tranquilamente frente a sus pantallas o en columnas de diarios de circulación nacional, mientras otros lo cumplen con armas AKM.

Jamás ninguna justificación podrá legitimar la violencia arbitraria contra personas inocentes: ni las esterilizaciones forzadas se "justifican" porque "esas cholas solo saben tener hijos", ni los crímenes cotidianos contra homosexuales se justifican porque "no están en el plan de Dios".

Ningún acto de terrorismo puede ser justificado, ni el terrorismo de Estado cometido permanentemente por potencias globales que cuentan con gigantescos recursos económicos y militares; ni el terrorismo artesanal cometido por grupos irregulares; ni el terrorismo de las "minorías" ni el terrorismo de los hegemónicos; ni el terrorismo occidental, que es cotidiano, ni el islámico; ni el de los represores ni el de los insurgentes.

Además de no ser justificable ética, política o históricamente, es absolutamente contraproducente: lo único que hace es alimentar el miedo y los odios, endurecer a las sociedades, justificar a los sectores más extremistas del bando contrario, y perjudicar a las personas más vulnerables que recibirán las iras de la reacción.

Pero cuando salgamos a las calles o nos hagamos "selfies" condenando el atentado contra "Charlie Hebdo", recordemos el nombre y la valentía de cada una de las 12 víctimas de este día; pero recordemos y condenemos también, siempre y con igual intensidad el terrorismo de quienes bombardean y destruyen países, destruyen la vida de millones de personas y ordenan desapariciones, secuestros y torturas sin siquiera dar la cara, desde la comodidad de sus escritorios oficiales y ante el aplauso o silencio de cierta prensa y sectores políticos que se convierten hoy en convenidos defensores de la vida y la libertad.




Escrito por

runa

Hace años mi chapa en la Internet es runa, es decir, "ser humano". También me llaman Paul E. Maquet. Treintitantos años. Intereses múltiples


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